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Ante todo, me parece esencial aclarar algunos aspectos del texto a continuación que es, lo sé perfectamente, demasiado largo. No tiene otro objetivo que tranquilizarte estimado lector desconocido y con mucha probabilidad diabético. Quizás aún no te atreviste a viajar por no saber bien cómo manejar tu diabetes en esas condiciones.  Tengo que confesar que he vivido momentos críticos con la diabetes pero todavía sigo de pie y me gustaría compartir con vos mi pequeña aunque significativa experiencia de 22 años como viajero y diabético. O sea hacer todo lo posible para que no cometan los mismos errores que yo.

Tengo 47 años y vivo en Argentina desde el 2008. A los 25 me agarro el virus del viaje al vivir en la Guyana francesa. Soy diabético de tipo 1 insulinodependiente desde que tengo 15 años. El patrón que sigo desde más de una década es lo siguiente: 3 inyecciones de novorapid antes de cada comida y una de Lantus al acostarme a la noche.

No soy médico y por eso siempre tenés que saber que mis observaciones y/o consejos resultan solamente de mis distintas pero bastante numerosas experiencias.

Esquizofrénico como cualquier DID de tipo 1 por deberle su vida al cuerpo médico lo respeto pero también lo critico porque no está perfecto y ¡de lejos!

Él que mejor conoce su diabetes, su historia, sus complicaciones, sus temores relacionados con ese intruso poco simpático sos  vos. De eso no cabe ni la menor duda. Por eso tenés que conocerte a fondo. Lo único cierto para mi es que cuando estoy bien en mi vida mejor anda la diabetes.

Por último, tenés que saber que he pasado por tres episodios de cetoacidosis en mi vida. El que hice en 1999 fue dramático y estuvo a punto de cobrarme la vida acabándose con un coma en Potosi en Bolivia, país del tercer mundo pero los médicos bolivianos me salvaron literalmente la vida. 4000 m de altura, 4 días de coma, un edema cerebral, 4.5 de tensión en un hospital medio raro. Realmente no fue fácil para nada.

Entonces acá se viene mi lista de recomendaciones generales. Por lo menos las que encuentro yo importantes para un diabético que quiere viajar.

-Trata de no viajar solo. Me cuesta escribirlo pero siempre hay que pensar que puede ocurrir algo -grave o no- pero algo que, siendo sólo, no podrás arreglar. Ya sé que le puede pasar también lo mismo a un “no-diabético” pero en el caso nuestro las consecuencias pueden ser realmente muy extremas. En mi caso, en el 99 en Bolivia si hubiese sido sólo, y no con mi mujer que supo actuar como correspondía, no estaría ahora escribiendo esa nota pero más bien muerto. Sin olvidarse de lo valioso que es un prójimo que te brinda apoyo moral en estos momentos.

-Llévate contigo un 20 a 25 % más de insulina, agujas, tiras reactivas lo que llamaré de ahí en adelante tus cosas…En caso de usar cartuchos llévate también unas cuantas lapiceras descartables por si se rompe la tuya. No sabes si podrás conseguir una nueva al toque. Y más,  es posible que no se pueda conseguir ninguna porque dónde estás no existe. Dicho esto me parece que hoy en día se puede conseguir insulina en todas las grandes ciudades de América del sur  y diría del mundo entero. Puede ser que no sea la tuya pero insulina sí que lo vas a conseguir. Por lo menos lo suficiente como para arreglártela hasta que encuentres tu marca. Por ejemplo se puede usar novorapid o humalog, da lo mismo.

-En los transportes, no te separes nunca y bajo ningún motivo de tus cosas y mucho menos de tu insulina. Vigílenlos mejor que tu tarjeta de crédito o tu cámara de foto. Cuando tomo un bus y paramos un rato me llevo todo hasta cuando voy a mear, ¡en serio!

-Siempre hay que tener una caja de tiras reactivas de orina. Aunque cambió un poco su postura al respecto, los médicos piensan que esas tiras no sirven mucho, que no hace falta usarlas pero cuando viajas es imprescindible. Si la pila de tu medidor de glucosa se muere (pobrecita) seguro que va a ser en el medio de la nada y que no vas  a tener una de auxilio (me pasó a mí una vez). Si tenés una duda con respecto a la validez de tus resultados (tema de la altura por ejemplo) o si estás enfermo y temes hacer una cetoacidosis esas tiras serán tu único medio de controlar todo y en especial el nivel de los cuerpos cetónicos en tu orina en caso de problema grave.

-Algo de azúcar es absolutamente necesario. Aconsejar algo es difícil pues todo depende de lo que vas a encontrar en tu país y en el país en el cuál viajas. En Francia hay leche concentrada azucarada que viene en tubos más o menos parecidos a los de pasta de dientes. Es práctico, barato, hermético, soporta tanto el frío como el calor, no vence ¡casi es mágico! En América del sur no existe el terrón de azúcar sólo hay azúcar en polvo. Recién empecé a “robar” saquitos de azúcar cuando voy al café. Es práctico también y al final me di cuenta de que tiene la cantidad justa de azúcar que uno necesita en caso de hipoglucemia. No te olvides que con las golosinas podes llegar a tomar demasiado azúcar.

-Cuando te desplazas, en bus o avión, hay que tener siempre consigo hidratos de carbono o sea papas fritas, pan, medialunas…No va a ser tú comida cotidiana pero es un tipo de seguro en caso de problema. A veces se retrasa mucho el bus o no para por el almuerzo. De acuerdo con los países las paradas son escasas y/o cortas cuando no existen así de simple. Puede ser que un viaje inicialmente previsto en 3-4 horas demora hasta un día. Hablando de la comida en los transportes siempre hay que ser autónomo y aceptar los cambios de horarios y dieta. De no ser así ¡mejor quedarse en casa!

-Hay que tener un seguro de repatriación y saber cómo contactarlo. Por lo general su tarjeta Visa o Mastercard tiene uno eficaz. En 199 fueron ellos los que pagaron y armaron todo para mi regreso a casa desde Bolivia. Una anécdota al respecto: fue el ejército boliviano quien me llevó en avión de Potosi a La Paz. Me recibieron en la parte militar del aeropuerto con una guardia de honor, ¡fue increíble!

-¡Ojo con las excursiones! Al menos las de tipo aventuras en grupo. Es más que probable que a nadie le importe su diabetes. La gente paga para hacer algo aventurero, que nunca había hecho antes, ¿qué sé yo? ascender un volcán, por ejemplo. Empieza a las 4 de la mañana, desayuno rápido a las 9 a la cumbre y vuelta alrededor de las 15 para almorzar. O algunos días en plena selva con dos comidas diarias, caminatas de 10 km unas cosas así, que son agradables pero pueden llegar a ser peligrosas para nosotros si tenemos que adaptarnos al ritmo de vida del grupo. Y créeme, no va a ser el grupo que se va a adaptar a vos. Lógico, ellos pagaron para una aventura no una pasantía de enfermera. Tus compañeros por simpáticos que sean no van a parar para vos, no van a sacrificar su excursión por un molestoso que tiene sí o sí que comer o no puede seguir porque le agarró una hipoglucemia severa. Lo que digo siempre es que si querés hacer algo “loco”, mejor armarlo vos con compañeros bien al tanto de tus limitaciones (no me gusta la palabra pero no me sale otra).

-Si tu presupuesto es ajustado, ahorra en el alojamiento, los transportes o las excursiones pero nunca en la comida. Elegí buenos restaurantes porque si te intoxicas puede ser problemático. Para un ser “normal” no pasa nada o poco pero puede ser complicadísimo para un diabético. Dicho esto me acuerdo que en la India no nos pasó nada comiendo en la calle y me enfermé mal pero mal en un restaurante simpático. La elección tanto de un restaurante como de un alojamiento es más intuitiva que otra cosa. La intoxicación alimentaria puede llevarte a la cetoacidosis y eso no es para nada gracioso pues es tu vida que está en el medio, por decirlo de una manera. Y sé perfectamente de lo que hablo, por desgracia.

Para concluir, no es difícil viajar. Tampoco es riesgoso si es que te preparas bien y estás consciente de que sos diabético y que eso te impone ciertas limitaciones -¡otra vez!- o mejor dicho que podes hacer todo lo que se te antoje si lo evaluaste y pensaste bien. De alguna manera hay que prever lo imprevisible.  ¡Muy sencillo, al final!

Recomendaciones generales
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