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La insulina soporta bastante bien el calor, hasta los 30°C o más. Sin embargo está, de alguna manera, destruida por la congelación. Recuerdo que no hay que separarse tanto de su insulina como de un mínimo de cosas. Bajo ningún motivo. Insisto mucho en eso porque en mi último viaje me asusté. Puse como un boludo, no hay otra palabra, todas mis cosas menos la insulina en el equipaje registrado. Tenía por un año de tratamiento. Huelga de Air France ese día. Subo al avión. Mi equipaje, no.  Al final las valijas llegaron a mi casa pero me maldije porque nunca se sabe lo que puede pasar con el equipaje registrado. Hubiera debido llevarme, como siempre, todas mis cosas en el equipaje de mano. Lo que demuestra que después de 20 años de experiencia todavía uno puede cometer semejantes errores.

Habitualmente guardo todo en mi mochila « pequeña » de la cual nunca me separo. Tengo una bolsa de aseo, una linda que compré en Ecuador, que por lo general contiene todas mis cosas para más o menos uno o dos meses. En el avión gracias al aire polar la insulina se mantiene fresca. Pueden pedir también al personal a bordo que ponga su insulina en una heladera. Me lo hicieron en el último viaje que hice de Madrid hacia BsAs, un lujo.

En un bus todo depende del bus, si tiene aire acondicionado o si es nuevo, por ejemplo. Tengan mucho cuidado si dejan su mochila en el suelo porque a veces está muy caliente por culpa del motor.

Guardo mi insulina envuelta en un repasador con dos o tres geles refrigerantes sin que estos estén en contacto directo con la insulina. Envuelto todo en una toalla así tengo una especie de pequeña nevera que permite conservar fresca la insulina por 12 horas y hasta casi 24 horas si no hace demasiado calor. En avión no uso la toalla por el tamaño de mi mochila.

Conservar su insulina

El repasador es muy útil, en particular cuando para no olvidarse de su insulina en un hotel. Si, como yo, la dejan en la heladera del hotel pueden irse del mismo olvidándose de la insulina. A mí me pasó dos veces. Nada grave, solamente un día perdido para volver a buscarla varias horas después cuando caes en la cuenta de que te la olvidaste... Ahora con el repasador que pongo arriba de mi mochila grande la víspera de mi salida no me olvido más de mi insulina.

Las heladeras: si se alojan en un hotel barato o en un hostal no van a tener una heladera en su habitación. Sin embargo siempre van a poder dejar su insulina en la heladera del hotel. Nunca me lo negaron. Tampoco me robaron la insulina. Pero existe el riesgo de olvidársela cuando se van. Dejo un papelito en mi bolsa ecuatoriana o mejor ¡el repasador!

Si la heladera común, en especial en los hostales, les parece sucia o poco confiable, entrego un gel para congelar y me quedo con la insulina y los otros geles. Y así voy rotando los geles. En un hotel siempre hay un congelador para congelar los geles.

En 20 años los únicos problemas que tuve fueron por mi culpa.

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