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Si hay una parte difícil de escribir es esa. Seguro que se dieron cuenta de que , hablando de reglas aeroportuarias, no hay normas bien establecidas. Las reglas fluctúan mucho de acuerdo con la actualidad, los incidentes, accidentes, atentados…Si no es que dependen del aeropuerto y hasta cambian con la persona que les controla.  En serio, nunca se sabe lo que va a pasar.

Lo que noté últimamente es que me piden cada vez más que abra el bolso que contiene mis cosas. Pero una vez abierto y registrado por el “oficial” todo está en orden, no me molestan más con el tema. Tengo que confesar que ahora cambié de táctica. Antes de poner el bolso en la cinta de los rayos X, llamo al personal y explico lo que hay adentro del bolso. Es decir que hablo como medio boludo y empiezo a contar un poco de mi vida de diabético y nunca falla. El tipo, o la tipa, me ve como un alguien que no tiene amigos y habla por hablar y entonces quiere solamente que te vayas. Se puede notar que hablo de la insulina como si fuera una droga o no sé qué…

Nunca tuve que enseñar un certificado médico para justificar porque tenía tantas cosas, ni siquiera cuando volvía de Francia con un año de tratamiento como cuando vivía en Mali o recién en julio 2016.

En 20 años no puede ser casual. Sobre todo si tienen en cuenta que los oficiales de aduana siempre examinan mi mochila con cautela porque ellos mismos me dicen que tengo una cara de fumador…Hace mucho que no fui a EEUU pero un amigo cuyo padre visita con mucha frecuencia NY me aseguró que no lo molestaron nunca.

Un consejo para el avión. No pidan nunca una comida “especial diabético”. Lo he hecho una vez hace 15 años con Air France y ¡jamás en mi vida lo voy a hacer de nuevo! Es peor que todo. Me entregaron una comida sin azúcar pero también sin hidratos de carbono, sin sal, sin nada salvo algunas verduras. Por suerte mi esposa tenía la comida regular. Comí la suya y ella aprovechó la mía para hacer ¡una dieta drástica!

Ahora me manejo con sándwiches preparados en casa de antemano. Según la temporada trato de tener palta, tomate cherry, vegetales por el estilo. Cuando puedo me preparo una buena ensalada con arroz, atún o jamón que como con una cucharadita pues los tenedores están prohibidos a bordo. Una fruta como postre. Casi una comida de verdad. No les cuento la envidia que me tienen los demás al verme comer tan bien.

En julio cuando volví de Francia me pasó lo siguiente. Pregunté a un azafato la hora de la cena para saber más o menos cuando inyectarme la insulina. Él me contestó por supuesto pero también se llevó toda mi insulina. Tenía por un año de tratamiento de Novorapid y Toujeo –dicho sea de paso esa insulina es una verdadera porquería y no la uso más. Puso todo en una de las heladeras que usan para guardar el vino. 14 horas en una heladera, que lujo, de verdad. Así que pueden intentar pedir lo mismo. Me parece mejor pedirlo después de la comida cuando las azafatas son más relajadas. De todas formas, amigo azafato te agradezco mucho.

Aduana y avión
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